Aunque el color negro se asocia con la negatividad, existen otros significados sobre un aura oscura.
Es posible que una persona tenga un aura oscura sin la necesidad de que sea “mala”. (Freepik)
El concepto de las auras, también llamadas campos de energía, es una creencia que proviene de varias culturas antiguas y que detalla que las personas tienen una energía alrededor del cuerpo que determina sus emociones, estados de ánimo, cualidades e incluso su nivel espiritual, a través del color que emanan.
En ese sentido, los colores oscuros han sido asociados con energías negativas, comúnmente relacionadas con el mal. Sin embargo, esto en realidad tiene un origen y significado mucho más profundo.
Un aura negra, o simplemente oscura, está asociada con el primer chakra, que describe la situación actual de la persona en el contexto de la familia, el apoyo y la supervivencia, según explica Kathryn Grace, fundadora de Aura Shop, en un artículo del portal ‘Color Meanings’.
También se descarta que un aura negra sea “peligrosa” o definitiva para una persona, ya que el ser humano está en constante cambio, al igual que su aura. Por lo tanto, es posible que una persona tenga un aura oscura sin ser necesariamente mala.
Esta tonalidad o color en el aura aparece cuando una persona está pasando por un momento difícil en su vida, como la pérdida de un ser querido o una enfermedad grave. Esta afirmación también es compartida por el portal ‘Color Explained’, que la etiqueta más como “una señal de atención”.
Otros indicios de que una persona tiene un aura oscura se pueden determinar por algunas situaciones o comportamientos, como los siguientes:
En contraposición, un aura blanca comúnmente se asocia con la pureza, la inocencia y la espiritualidad. También se describe a las personas con auras blancas como compasivas y amorosas.
Según la red de revistas científicas ‘SciELO Cuba’, las personas que tienen un aura blanca son aquellas a las que “les atrae la vida tranquila y familiar”.
Es importante aclarar que la existencia del aura y sus interpretaciones de colores provienen de creencias y filosofías espirituales, por lo que no se pueden considerar verdaderas desde el contexto de la evidencia científica.