El terror se ha apoderado totalmente de Hawkins en los siete nuevos episodios de la primera parte de la cuarta temporada de Stranger Things. Sin embargo, por muy sobrenaturales que puedan parecer los acontecimientos a los que Max, Dustin, Lucas y compañía deben enfrentarse en los nuevos capítulos de la serie de Netflix, curiosamente, esta … Leer más
El terror se ha apoderado totalmente de Hawkins en los siete nuevos episodios de la primera parte de la cuarta temporada de Stranger Things. Sin embargo, por muy sobrenaturales que puedan parecer los acontecimientos a los que Max, Dustin, Lucas y compañía deben enfrentarse en los nuevos capítulos de la serie de Netflix, curiosamente, esta se inspira en dos espeluznantes historias reales.
En particular, el relato detrás de la mansión encantada Creel y la contundente reacción ‘antisatánica’ de los vecinos de Hawkins ante los misteriosos asesinatos están basados en acontecimientos reales de los años 70 y 80 en Estados Unidos.
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AMITYVILLE Y LA MANSIÓN CREEL
Durante la primera parte de la cuarta temporada de Stranger Things, Nancy y Robin conocen a Victor Creel, el personaje interpretado por Robert Englund, quien dio vida al terrorífico Freddy Krueger de la saga Pesadilla en Elm Street. Se trata de un supuesto asesino en serie internado en el psiquiátrico Pennhurst tras cobrarse la vida de su mujer e hijos.
La novela en la que se basa la película, publicada en 1977 por Jay Ansen, narra la historia real de George y Kathleen Lutz, una pareja recién casada que se mudó junto con los hijos de ella a una casa ubicada en Amityville, Long Island (Nueva York). Al igual que para la familia Creel en Stranger Things, la mudanza debía significar un nuevo comienzo para los Lutz, pero en ninguno de los casos las expectativas se cumplieron.
Algo diferente en ambas historias, sin embargo, es que, cuando los Lutz compraron el domicilio, sabían que trece meses atrás un joven llamado Ronald DeFeo Jr. había asesinado a sus padres y cuatro hermanos allí mismo, alegando que “las voces de la casa le obligaron a hacerlo”. Pese al oscuro pasado de la residencia los Lutz se aprovecharon de su extremadamente barato precio y se instalaron en la misma.
Al cabo de un mes las peores pesadillas de la familia se hicieron realidad: De las paredes supuraba una misteriosa baba verdosa, constantemente sentían que presencias extrañas les espiaban desde el exterior, penetrantes olores se filtraban, ruidos imposibles de rastrear molestaban e incluso recibían la visita de cerdos ‘endemoniados’… todo por el módico precio de 80.000 dólares.
Los Lutz tampoco se salvaron de lo paranormal: Kathleen levitó una noche sobre su cama, George se despertaba todas las madrugadas a las 3:15 horas, la popularmente conocida como la hora del demonio, y los niños cambiaron radicalmente su forma de ser (como le ocurre al pequeño Henry Creel en la serie).
Pero, la guinda de este aterrador pastel no llegó hasta que un cura visitó el hogar familiar para bendecir el alojamiento y supuestamente una mano diabólica le abofeteó y le expulsó del domicilio. Después de aquello los Lutz también abandonaron la residencia.
En el caso de la ficción de los hermanos Duffer, tras los sobrenaturales acontecimientos que tenían lugar en la mansión de los Creel no estaba el demonio, sino el mencionado hijo menor, Henry, que terminaría convirtiéndose en Uno, el primer sujeto del experimento del Dr. Brenner, y más tarde en Peter Ballard, el asistente del Laboratorio de Hawkins que masacraría a decenas de niños y doctores.
Tras su enfrentamiento con Once, la niña abre un portal al Upside Down donde Henry/Uno/Peter Ballard queda atrapado y se convierte en Vecna, el monstruoso villano de la cuarta temporada que se alimenta de los traumas más oscuros de sus víctimas.
EL ‘PÁNICO SATÁNICO’ Y LOS VECINOS DE HAWKINS
Cuando los adolescentes de Hawkins empiezan a caer como moscas bajo extrañas circunstancias, el caos se desata en el pueblo. Mientras el sheriff pone al corriente a los vecinos de sus últimas averiguaciones, Jason, el capitán del equipo de baloncesto cuya novia Chrissy fue la primera víctima mortal de Vecna, interrumpe para vincular los misteriosos asesinatos con “rituales de sacrificio” y culpar de ellos a la ‘fiebre satánica’.
“Todos sabemos que las sectas satánicas se están extendiendo como una plaga y Eddie Munson es el líder de una de ellas. Una secta que opera aquí en Hawkins”, alerta el adolescente, que atribuye los homicidios a Fuego Infernal (Hellfire club), el grupo del juego de rol de Dragones y Mazmorras al que pertenecen Dustin, Will y Mike.
Durante los años 80, Estados Unidos también sufrió este llamado ‘pánico satánico’ que queda plasmado en Stranger Things. Específicamente, al juego Dragones y Mazmorras que tanto gusta a los protagonistas de la ficción sobrenatural se le acusó igual que en la serie de corromper a las juventudes y atraer a niños y adolescentes hacia el ocultismo.
El famoso juego de rol no fue el único malparado de este exagerado movimiento convencido de que la adoración al diablo era un verdadero peligro emergente en el país. Y es que, el ‘pánico satánico’ puso la diana a otros productos de la cultura popular de aquel tiempo como la música rock de Iron Maiden y Ozzy Osbourne, películas como Evilspeak (1981) o 976-EVIL (1988), cómics, libros y hasta el canal televisivo MTV.
Evidentemente, los vecinos de Hawkins no tienen ni idea de que monstruosas criaturas parecidas al diablo como demogorgons, el Azotamentes (Mind Flayer) y, ahora, Vecna, llevan varios años asolando el pueblo. Sin embargo, la razón ‘lógica’ se encuentra en el Upside Down y no en una pandilla de amigos que se entretiene con fantasiosos juegos de rol.
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