La ciudad de Viena se paralizó hace unos días cuando el concierto que Taylor Swift daría en dicha ciudad tuvo que ser cancelado. ¿La razón? Un intento de ataque terrorista que las autoridades detectaron y que planeaba ser llevado a cabo por simpatizantes del grupo yihadista Estado Islámico. Hasta ahora la cantante Taylor Swift no …
La ciudad de Viena se paralizó hace unos días cuando el concierto que Taylor Swift daría en dicha ciudad tuvo que ser cancelado. ¿La razón? Un intento de ataque terrorista que las autoridades detectaron y que planeaba ser llevado a cabo por simpatizantes del grupo yihadista Estado Islámico.
Hasta ahora la cantante Taylor Swift no había dado declaraciones al respecto, sin embargo, acaba de romper el silencio y expresó de la siguiente manera su sentir hacia lo ocurrido:
“La cancelación de nuestros conciertos en Viena fue devastadora. La razón de las cancelaciones me llenó de un nuevo sentimiento de miedo y de una tremenda culpabilidad porque muchos tenían previsto acudir a esos conciertos”, dijo en un mensaje en la red social Instagram.
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Los conciertos de Viena formaban parte de The Eras Tour, que ha batido récords en todo el mundo. La policía detuvo a tres sospechosos por la supuesta amenaza de atentado. Estados Unidos colaboró con información de inteligencia para ayudar en la investigación.
El principal sospechoso, un austriaco de 19 años, confesó que planeaba “cometer un atentado con explosivos y cuchillos”, según el jefe de la Agencia de Inteligencia Nacional austriaca (DSN), Omar Haijawi-Pirchner.
En su mensaje, Taylor Swift dio las gracias a las autoridades por su oportuna intervención para evitar una tragedia.
“Yo también estaba muy agradecida a las autoridades porque gracias a ellas estábamos llorando conciertos y no vidas. Me animó el amor y la unidad que vi en los fans”, dijo.
La gira europea de Swift comenzó en París en mayo y pasó por Suecia, Portugal, España, Reino Unido, Irlanda, Países Bajos, Suiza, Italia, Alemania y Polonia. Concluyó el martes en el estadio londinense de Wembley.
Hemos concluido oficialmente la etapa europea de la gira The Eras Tour. Ha sido la gira más apasionante para la que he actuado nunca, con nuevas tradiciones en el espectáculo y una era completamente nueva. Ha sido un ritmo más frenético de lo que habíamos hecho antes, y estoy muy orgulloso de mi equipo y de mis compañeros por haber sido capaces de realizar físicamente ese espectáculo y de construir nuestro enorme escenario, desmontarlo y hacer magia con tan pocos días entre medias para recuperarse y viajar. Son las personas más impresionantes que conozco y tengo mucha suerte de que hayan dedicado a The Eras Tour su tiempo, su energía y su experiencia.
Subir al escenario en Londres fue una montaña rusa de emociones. La cancelación de nuestros conciertos en Viena fue devastadora. El motivo de la cancelación me llenó de un nuevo sentimiento de miedo y de una tremenda culpabilidad, porque mucha gente había planeado asistir a esos conciertos. Pero también me sentí muy agradecida a las autoridades porque, gracias a ellas, estábamos llorando conciertos y no vidas. Me animó el amor y la unidad que vi en los fans que se unieron. Decidí que toda mi energía tenía que dirigirse a ayudar a proteger al casi medio millón de personas que venían a ver los conciertos en Londres. Mi equipo y yo trabajamos mano a mano con el personal del estadio y las autoridades británicas todos los días en pos de ese objetivo, y quiero darles las gracias por todo lo que hicieron por nosotros. Permítanme ser muy claro: no voy a hablar de algo públicamente si creo que hacerlo podría provocar a quienes quisieran hacer daño a los fans que acuden a mis espectáculos.
En casos como éste, «silencio» es en realidad mostrar contención, y esperar a expresarse en el momento en que sea correcto hacerlo. Mi prioridad era terminar nuestra gira europea sanos y salvos, y puedo decir con gran alivio que lo hicimos.
Y entonces Londres se sintió como una hermosa secuencia de ensueño. Las cinco multitudes del estadio de Wembley rebosaban pasión, alegría y exuberancia. La energía en ese estadio era como el abrazo de oso más gigante de 92.000 personas cada noche, y me devolvió a un lugar de despreocupada calma allí arriba.